Invitado por Queremos buenos aires
Queremos buenos aires, agrupación de asociaciones vecinales y ambientales del área metropolitana de la Ciudad, organizó una charla con los candidatos a jefes de gobierno y legisladores. El evento se realizó el 8 de junio y contó con la presencia de 150 vecinos que colmaron el Salón Montevideo de la Legislatura de la Ciudad, muchos de ellos de localidades del Gran Buenos Aires.
Por los partidos políticos que se presentan en las próximas elecciones, estuvieron presentes los candidatos de Proyecto Sur, UCR, Coalición Cívica y del Frente de Izquierda.
Pudo apreciarse que los candidatos de la mayoría de los partidos no profundizaron en el programa que la Asociación discutió y puso a disposición de los candidatos. Algunos partidos políticos se comprometieron a avalar el listado de puntos que se encuentran en queremosbuenosaieres.blogspot.com.
La historia de estos dos años nos demuestra que algunos políticos que avalaron esta propuesta en 2009 no la llevaron adelante. No nos puede sorprender que, nuevamente, la avalen en la campaña y luego no la lleven a la práctica. Esto se debe a que la mayoría de las reivindicaciones de los habitantes del AMBA no tienen resolución en el ámbito de las instituciones actuales.
Por esto, ante el documento de Queremos buenos aires, el candidato a legislador porteño del Frente de Izquierda, Marcelo Ramal expuso:
Coincidimos en la necesidad de impedir los megaproyectos inmobiliarios de carácter especulativo y contaminante; el desarrollo de la vivienda social y de un sistema de parques y espacios verdes públicos; planificar el sistema de transporte entre la Ciudad y el conurbano; preservar la costa ribereña, entre otras.
Como socialistas, defendemos una organización consciente del espacio urbano al servicio y dirigida por el pueblo que trabaja, ello, en oposición a la anarquía que surge de la depredación del suelo y del espacio público en función del lucro privado. La carestía de vivienda, la ausencia de espacios verdes o el agobio para viajar, son diversas formas de expoliación de la población trabajadora, como lo son la miseria salarial o la precarización laboral. Pero la transformación social que exige esa reorganización urbana no se puede soslayar.
El documento de Queremos buenos aires pide la de "emergencia urbano ambiental" pero no plantea un ataque al capital inmobiliario, al capital financiero y al estado que lo sostienen. Por lo tanto, la "declaración de emergencia" quedaría limitada a un mero cambio administrativo o jurisdiccional. Una verdadera transformación debe partir de medidas concretas como:
1) Disolver la Corporación Buenos Aires y la Corporación Puerto Madero, fuentes de corrupción y de privatización del suelo, para emprender con sus terrenos un plan de urbanización que contemple el desarrollo de la vivienda social, espacios verdes y culturales de carácter público.
2) Declarar al suelo patrimonio social, apropiando su renta para este plan de desarrollo urbano. Ello implica, por un lado, impuestos progresivos a la gran propiedad inmobiliaria, a la tenencia de viviendas con fines especulativos y a las grandes corporaciones radicadas en la Ciudad. También planteamos la eliminación del impuesto a la vivienda única, hasta cierto valor de la propiedad.
3) Municipalizar el transporte público, bajo el control de representantes electos de los trabajadores del transporte. De esa manera, podrá terminarse con la contaminante superposición de frecuencias en ciertas zonas, y la falta de servicios, por la otra. Un plan urbano dirigido por sus interesados permitirá asegurar condiciones laborales -no más de 6 horas por jornadas- compatibles con la salud y la seguridad de trabajadores y usuarios.
4) Convocar a un congreso de las organizaciones vecinales, ambientales y de lucha por la vivienda de la Capital y del conurbano, que establezca un plan urbano, así como su gestión y control por parte de representantes electos de esas mismas organizaciones. La "coordinación con el conurbano" no debe ser con Scioli, sino con los luchadores organizados de la Provincia de Buenos Aires.
5) Declarar caducos todos los acuerdos y concesiones ilegales que condujeron a la venta del predio de la Rural y a la concesión del Zoológico; investigar, con representantes independientes del Estado, las ventas de Catalinas Norte y todas las operaciones de enajenación de tierras de los últimos años.
El movimiento ambientalista urbano ha sido muy vapuleado por la malversación política. Nos referimos, en particular, al seudoprogresismo que, durante casi una década, le abrió la Ciudad a los bancos, al negocio del juego privado y a las megatorres; que armó la Corporación del Sur y las otras cajas paralelas (independientes del presupuesto) de la Ciudad; que habilitó las excepciones inmobiliarias; que transformó la cuestión cultural en la "industria del espectáculo", y que terminó en Cromañón. El macrismo es la versión empeorada de esa experiencia fracasada.
El Congreso Nacional no va a crear una Ley de Emergencia para cumplir con las medidas que plantea Queremos buenos aires, sería contradictorio con los intereses que sus legisladores representan. En el caso de que una gran movilización lo obligara generaría una institución similar a la ACUMAR (Autoridad de Cuenca del Riachuelo), que lleva casi cinco años sin resolver los problemas socio-ambientales y genera una gran erogación no aplicada a los fines específicos, como lo ha comprobado la Auditoría General de la Nación.
En oposición a esto, el Frente de Izquierda ofrece una alternativa para batallar, en la Ciudad, en la Legislatura y en las comunas, por una Ciudad y un área metropolitana al servicio del pueblo que trabaja.
Por los partidos políticos que se presentan en las próximas elecciones, estuvieron presentes los candidatos de Proyecto Sur, UCR, Coalición Cívica y del Frente de Izquierda.
Pudo apreciarse que los candidatos de la mayoría de los partidos no profundizaron en el programa que la Asociación discutió y puso a disposición de los candidatos. Algunos partidos políticos se comprometieron a avalar el listado de puntos que se encuentran en queremosbuenosaieres.blogspot.com.
La historia de estos dos años nos demuestra que algunos políticos que avalaron esta propuesta en 2009 no la llevaron adelante. No nos puede sorprender que, nuevamente, la avalen en la campaña y luego no la lleven a la práctica. Esto se debe a que la mayoría de las reivindicaciones de los habitantes del AMBA no tienen resolución en el ámbito de las instituciones actuales.
Por esto, ante el documento de Queremos buenos aires, el candidato a legislador porteño del Frente de Izquierda, Marcelo Ramal expuso:
Coincidimos en la necesidad de impedir los megaproyectos inmobiliarios de carácter especulativo y contaminante; el desarrollo de la vivienda social y de un sistema de parques y espacios verdes públicos; planificar el sistema de transporte entre la Ciudad y el conurbano; preservar la costa ribereña, entre otras.
Como socialistas, defendemos una organización consciente del espacio urbano al servicio y dirigida por el pueblo que trabaja, ello, en oposición a la anarquía que surge de la depredación del suelo y del espacio público en función del lucro privado. La carestía de vivienda, la ausencia de espacios verdes o el agobio para viajar, son diversas formas de expoliación de la población trabajadora, como lo son la miseria salarial o la precarización laboral. Pero la transformación social que exige esa reorganización urbana no se puede soslayar.
El documento de Queremos buenos aires pide la de "emergencia urbano ambiental" pero no plantea un ataque al capital inmobiliario, al capital financiero y al estado que lo sostienen. Por lo tanto, la "declaración de emergencia" quedaría limitada a un mero cambio administrativo o jurisdiccional. Una verdadera transformación debe partir de medidas concretas como:
1) Disolver la Corporación Buenos Aires y la Corporación Puerto Madero, fuentes de corrupción y de privatización del suelo, para emprender con sus terrenos un plan de urbanización que contemple el desarrollo de la vivienda social, espacios verdes y culturales de carácter público.
2) Declarar al suelo patrimonio social, apropiando su renta para este plan de desarrollo urbano. Ello implica, por un lado, impuestos progresivos a la gran propiedad inmobiliaria, a la tenencia de viviendas con fines especulativos y a las grandes corporaciones radicadas en la Ciudad. También planteamos la eliminación del impuesto a la vivienda única, hasta cierto valor de la propiedad.
3) Municipalizar el transporte público, bajo el control de representantes electos de los trabajadores del transporte. De esa manera, podrá terminarse con la contaminante superposición de frecuencias en ciertas zonas, y la falta de servicios, por la otra. Un plan urbano dirigido por sus interesados permitirá asegurar condiciones laborales -no más de 6 horas por jornadas- compatibles con la salud y la seguridad de trabajadores y usuarios.
4) Convocar a un congreso de las organizaciones vecinales, ambientales y de lucha por la vivienda de la Capital y del conurbano, que establezca un plan urbano, así como su gestión y control por parte de representantes electos de esas mismas organizaciones. La "coordinación con el conurbano" no debe ser con Scioli, sino con los luchadores organizados de la Provincia de Buenos Aires.
5) Declarar caducos todos los acuerdos y concesiones ilegales que condujeron a la venta del predio de la Rural y a la concesión del Zoológico; investigar, con representantes independientes del Estado, las ventas de Catalinas Norte y todas las operaciones de enajenación de tierras de los últimos años.
El movimiento ambientalista urbano ha sido muy vapuleado por la malversación política. Nos referimos, en particular, al seudoprogresismo que, durante casi una década, le abrió la Ciudad a los bancos, al negocio del juego privado y a las megatorres; que armó la Corporación del Sur y las otras cajas paralelas (independientes del presupuesto) de la Ciudad; que habilitó las excepciones inmobiliarias; que transformó la cuestión cultural en la "industria del espectáculo", y que terminó en Cromañón. El macrismo es la versión empeorada de esa experiencia fracasada.
El Congreso Nacional no va a crear una Ley de Emergencia para cumplir con las medidas que plantea Queremos buenos aires, sería contradictorio con los intereses que sus legisladores representan. En el caso de que una gran movilización lo obligara generaría una institución similar a la ACUMAR (Autoridad de Cuenca del Riachuelo), que lleva casi cinco años sin resolver los problemas socio-ambientales y genera una gran erogación no aplicada a los fines específicos, como lo ha comprobado la Auditoría General de la Nación.
En oposición a esto, el Frente de Izquierda ofrece una alternativa para batallar, en la Ciudad, en la Legislatura y en las comunas, por una Ciudad y un área metropolitana al servicio del pueblo que trabaja.
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