Lo que sigue es un texto de colaboración a la agrupación Razón y Revolución para la edición de un folleto de apoyo al Frente de Izquierda.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores surge para polarizar la confrontación política entre un sector de la vanguardia de la clase obrera y el conjunto de los armados capitalistas y pequeños burgueses que participan del proceso electoral.
Es un instrumento de acción de la izquierda revolucionaria para conquistar, por medio de una lucha programática, a las masas que se insurgen contra la explotación capitalista. Su función, en el presente momento histórico, es ampliar el campo de acción de las fuerzas que luchan por una revolución socialista. Es lo que ocurre con la reciente conquista de una banca legislativa en Neuquén, por primera vez en la historia de la provincia. Los partidos del Frente han acordado una gestión rotativa y colectiva de la banca. La multiplicidad de luchas que caracteriza a las provincias de Neuquén y de Río Negro se coagula en un combate político definido.
El Frente de Izquierda está concebido para la acción en una etapa política concreta. No es una "unidad de la izquierda", lo cual supondría crear una estructura movimientista y el abandono de la construcción del partido revolucionario. El movimientismo subestima el programa y hace una virtud de la confusión política que se disfraza de ‘pluralismo'. La construcción del partido plantea, por el contrario, producir una clarificación política, delimitar posiciones y proceder, a partir de esto, a desarrollar una homogeneidad política revolucionaria. Hace un par de años se realizó un Seminario de Izquierda para crear una estructura movimientista, que fracasó de entrada cuando el Partido Obrero planteó el debate político. La mayor parte de los movimientistas se encuentran hoy en el gobierno o en la coalición fragmentada de Pino Solanas.
La formación del Frente de Izquierda cierra una etapa política tortuosa, que se caracterizó por el veto de una parte de la izquierda a la presencia del Partido Obrero. Fue lo que ocurrió, principalmente, cuando el frente MAS-PO, organizado en 1985, fue disuelto por el MAS para crear el Frente del Pueblo y, en 2003, cuando el PC y el MST vetaron la fórmula Walsh-Altamira, privando de este modo de un instrumento político al movimiento popular que salía de la crisis y luchas de 2001/2.
La participación en las elecciones es, salvo en situaciones excepcionales, una cuestión política central para la izquierda revolucionaria. Permite confrontar con la burguesía como clase en una situación que no es aún revolucionaria y luchar por una actividad socialista dentro del proletariado. Los cuadros de los partidos revolucionarios debemos aprovechar las elecciones para mejorar nuestra capacidad política a través de la lucha ideológica con los partidos y cuadros de la clase capitalista.
Para concurrir a las elecciones de octubre, la reforma política reciente exige superar, en unas llamadas internas abiertas, el 1,5% de los votos. Debemos aprovechar esta norma proscriptiva para superar por medios políticos este obstáculo y lograr así una inserción política amplia de un frente único anticapitalista, en el marco de la bancarrota capitalista mundial y del inevitable derrumbe del bonapartismo tardío que representa el kirchnerismo.
26 de junio de 2011, aniversario del asesinato de los compañeros Kosteki y Santillán
Jorge Altamira, candidato a Presidente de la Nación por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores