El método político de la campaña del Frente de Izquierda
El fin de semana, con la presentación de las listas de candidatos, quedó establecido el cuadro político de las elecciones de la Ciudad. La mayoría de las decisiones se tomaron sobre el cierre y por medio de la digitación: desde las cabezas de lista hasta el último candidato a legislador. CFK, Macri y Solanas saldaron con este método las pugnas de fracciones en sus bloques, aunque en el caso del oficialismo nacional la intención de nominar a Boudou fue torcida por lo que cantaban las encuestas. La imposición de Carlos Tomada es una reafirmación del acuerdo estratégico de los K con la burocracia sindical y la de Cabandié como primer candidato a legislador ha sido vista como una promoción de La Cámpora.
La derecha para atrás
La campaña arranca con el macrismo a la defensiva, luego del naufragio de la candidatura presidencial de su jefe. La alianza con el llamado Peronismo Federal, que ha pasado a mejor vida, no prosperó ni siquiera en el distrito. El ‘descenso' de Macri a Buenos Aires expresa también el temor del PRO a perder las elecciones porteñas. Otra circunstancia refuerza el retroceso de la llamada centro-derecha: la digitación de una candidata a vicejefa de la facción de Rodríguez Larreta ha abierto una pelea enconada con la que encabeza Gabriela Michetti. Los pases de factura en los partidos de derecha suelen ser demoledores. La confesión de Macri de que no había logrado reunir los cien millones de pesos que se necesitan, como mínimo, para una campaña presidencial, dejó al descubierto su orfandad dentro de la clase capitalista -lo contrario de lo que dice la propaganda K. El abandono puede trasladarse a la Ciudad, donde negocios de extrema importancia, como el tendido de subtes, dependen de decisiones de la Casa Rosada. Una derrota del macrismo a manos del oficialismo nacional sería vista por los capitales chinos como la vía libre para movilizar miles de millones de dólares. El retroceso del macrismo es también el resultado de las infatigables movilizaciones populares en la Ciudad -la más emblemática fue el concierto celebrado fuera del Colón en marzo último. La rebeldía popular fue captada hasta por el "mano dura" De Narváez, quien ha preferido ir detrás de un miembro de la Internacional Socialista como Alfonsín.
El kirchnerismo, con comisario político
El veto del capital a Macri ha inflado las velas del kirchnerismo, el cual, sin embargo, ha tenido que bajar a Boudou para evitar una fuga de votos hacia Pino Solanas. Pero el dedo de la Presidencia también impuso a Carlos Tomada, hombre de la burocracia sindical y aliado político de José Pedraza. En una columna de Página/12 (8/5), Horacio Verbitsky había impugnado esa candidatura de Tomada a causa de las escuchas telefónicas que lo delataban como cómplice de Pedraza contra los tercerizados. A esto hay que agregar a Alejandro Amor, hombre de la burocracia repodrida del gremio municipal (Sutecba), como candidato a legislador. Quizás a esto se refiera el mismo Verbitsky cuando apunta a promover a la "segunda línea" de los "gordos", para cooptarlos a la causa ‘progresista'. Los candidatos sugeridos por Filmus fueron a parar al puesto número 11, es decir: transformados en testimoniales.
Las dos colectoras que autorizó el kirchnerismo, la sabbattelista y la ibarrista, van colgadas de la fórmula integrada por el amigo de Pedraza.
Centroizquierda
Proyecto Sur está en una situación parecida al macrismo. Pino Solanas tuvo que desistir de la candidatura presidencial, porque no movía el amperímetro. Bajó a la Ciudad en retroceso. Tentó a vicejefa a Graciela Ocaña, que prefiere un acuerdo con De Narváez y Alfonsín. Finalmente, se consoló con Jorge Selser, ex funcionario del Pami de la misma Ocaña.
El planteo político de Pino Solanas ha mutado de manera evidente; ahora propone co-gobernar el distrito con el gobierno nacional. La kirchnerización de Solanas es un recurso desesperado: ¿por qué el electorado va a comprar una copia? En cierto modo, la suerte de Proyecto Sur, que acaba de retroceder en forma catastrófica en las primarias santafesinas, se encuentra condicionada al éxito de la operación nacional con Hermes Binner y Luis Juez -representantes de los sojeros y de las automotrices- e incluso a que este eventual ‘éxito' sea visto como una alternativa por el electorado.
El Frente de Izquierda
En resumen, el Frente de Izquierda encuentra un cuadro electoral dominado por tres fuerzas que representan a variantes diferentes de la clase capitalista, en cuyo centro se encuentra el kirchnerismo. Lo mismo ocurre en las organizaciones populares, que se encuentran divididas por estas alternativas patronales -CGT-CTA Yasky con los K; CTA Micheli con Solanas; CGT Barrionuevo con Macri- aunque con la salvedad de que parte de los ‘gordos' ha comenzado a virar al kirchnerismo. Las masas se encuentran arrastradas por bloques políticos patronales que compiten por su adhesión política. El Frente de Izquierda ha logrado, sin embargo, suscitar un interés creciente en el activismo obrero y barrial de la Ciudad y en la intelectualidad progresista; ha nacido de la experiencia política de este activismo y de esta intelectualidad. El desafío de la campaña electoral del Frente de Izquierda es convertir a este activismo en protagonista de la campaña, no simplemente en un votante potencial. La delimitación política de los bloques patronales y la agitación política contra los continuos ataques del Estado deben estar al servicio de la movilización y organización de este activismo. El resultado político general de las elecciones locales de la Ciudad -en términos de votos, pero también de reclutamiento y organización- condicionará las campañas políticas siguientes para internas nacionales y a las generales. Es decir que inician una experiencia política, en un marco de crisis mundial y de crisis evidente de toda la gestión económica de los K, al punto que sus mentores hablan ya de ‘radicalizarla', o sea de tomar medidas extremas para contener la crisis capitalista. El método político de la campaña electoral debe corresponder a este desarrollo de conjunto y a su perspectiva. Los resultados de las primarias de Santa Fe son instructivos: el Partido Obrero ha duplicado su votación en la zona industrial del conurbano de Rosario, o sea que consagrará representantes municipales en las elecciones de la provincia, como consecuencia de una instalación relativamente profunda entre la masa de su activismo docente, en la salud y en la industria. La fuerza motriz de la campaña debe ser el numeroso activismo popular de la Ciudad, lo cual servirá también como escuela, como experiencia y como impulso para emprendimientos políticos cada vez mayores.
La derecha para atrás
La campaña arranca con el macrismo a la defensiva, luego del naufragio de la candidatura presidencial de su jefe. La alianza con el llamado Peronismo Federal, que ha pasado a mejor vida, no prosperó ni siquiera en el distrito. El ‘descenso' de Macri a Buenos Aires expresa también el temor del PRO a perder las elecciones porteñas. Otra circunstancia refuerza el retroceso de la llamada centro-derecha: la digitación de una candidata a vicejefa de la facción de Rodríguez Larreta ha abierto una pelea enconada con la que encabeza Gabriela Michetti. Los pases de factura en los partidos de derecha suelen ser demoledores. La confesión de Macri de que no había logrado reunir los cien millones de pesos que se necesitan, como mínimo, para una campaña presidencial, dejó al descubierto su orfandad dentro de la clase capitalista -lo contrario de lo que dice la propaganda K. El abandono puede trasladarse a la Ciudad, donde negocios de extrema importancia, como el tendido de subtes, dependen de decisiones de la Casa Rosada. Una derrota del macrismo a manos del oficialismo nacional sería vista por los capitales chinos como la vía libre para movilizar miles de millones de dólares. El retroceso del macrismo es también el resultado de las infatigables movilizaciones populares en la Ciudad -la más emblemática fue el concierto celebrado fuera del Colón en marzo último. La rebeldía popular fue captada hasta por el "mano dura" De Narváez, quien ha preferido ir detrás de un miembro de la Internacional Socialista como Alfonsín.
El kirchnerismo, con comisario político
El veto del capital a Macri ha inflado las velas del kirchnerismo, el cual, sin embargo, ha tenido que bajar a Boudou para evitar una fuga de votos hacia Pino Solanas. Pero el dedo de la Presidencia también impuso a Carlos Tomada, hombre de la burocracia sindical y aliado político de José Pedraza. En una columna de Página/12 (8/5), Horacio Verbitsky había impugnado esa candidatura de Tomada a causa de las escuchas telefónicas que lo delataban como cómplice de Pedraza contra los tercerizados. A esto hay que agregar a Alejandro Amor, hombre de la burocracia repodrida del gremio municipal (Sutecba), como candidato a legislador. Quizás a esto se refiera el mismo Verbitsky cuando apunta a promover a la "segunda línea" de los "gordos", para cooptarlos a la causa ‘progresista'. Los candidatos sugeridos por Filmus fueron a parar al puesto número 11, es decir: transformados en testimoniales.
Las dos colectoras que autorizó el kirchnerismo, la sabbattelista y la ibarrista, van colgadas de la fórmula integrada por el amigo de Pedraza.
Centroizquierda
Proyecto Sur está en una situación parecida al macrismo. Pino Solanas tuvo que desistir de la candidatura presidencial, porque no movía el amperímetro. Bajó a la Ciudad en retroceso. Tentó a vicejefa a Graciela Ocaña, que prefiere un acuerdo con De Narváez y Alfonsín. Finalmente, se consoló con Jorge Selser, ex funcionario del Pami de la misma Ocaña.
El planteo político de Pino Solanas ha mutado de manera evidente; ahora propone co-gobernar el distrito con el gobierno nacional. La kirchnerización de Solanas es un recurso desesperado: ¿por qué el electorado va a comprar una copia? En cierto modo, la suerte de Proyecto Sur, que acaba de retroceder en forma catastrófica en las primarias santafesinas, se encuentra condicionada al éxito de la operación nacional con Hermes Binner y Luis Juez -representantes de los sojeros y de las automotrices- e incluso a que este eventual ‘éxito' sea visto como una alternativa por el electorado.
El Frente de Izquierda
En resumen, el Frente de Izquierda encuentra un cuadro electoral dominado por tres fuerzas que representan a variantes diferentes de la clase capitalista, en cuyo centro se encuentra el kirchnerismo. Lo mismo ocurre en las organizaciones populares, que se encuentran divididas por estas alternativas patronales -CGT-CTA Yasky con los K; CTA Micheli con Solanas; CGT Barrionuevo con Macri- aunque con la salvedad de que parte de los ‘gordos' ha comenzado a virar al kirchnerismo. Las masas se encuentran arrastradas por bloques políticos patronales que compiten por su adhesión política. El Frente de Izquierda ha logrado, sin embargo, suscitar un interés creciente en el activismo obrero y barrial de la Ciudad y en la intelectualidad progresista; ha nacido de la experiencia política de este activismo y de esta intelectualidad. El desafío de la campaña electoral del Frente de Izquierda es convertir a este activismo en protagonista de la campaña, no simplemente en un votante potencial. La delimitación política de los bloques patronales y la agitación política contra los continuos ataques del Estado deben estar al servicio de la movilización y organización de este activismo. El resultado político general de las elecciones locales de la Ciudad -en términos de votos, pero también de reclutamiento y organización- condicionará las campañas políticas siguientes para internas nacionales y a las generales. Es decir que inician una experiencia política, en un marco de crisis mundial y de crisis evidente de toda la gestión económica de los K, al punto que sus mentores hablan ya de ‘radicalizarla', o sea de tomar medidas extremas para contener la crisis capitalista. El método político de la campaña electoral debe corresponder a este desarrollo de conjunto y a su perspectiva. Los resultados de las primarias de Santa Fe son instructivos: el Partido Obrero ha duplicado su votación en la zona industrial del conurbano de Rosario, o sea que consagrará representantes municipales en las elecciones de la provincia, como consecuencia de una instalación relativamente profunda entre la masa de su activismo docente, en la salud y en la industria. La fuerza motriz de la campaña debe ser el numeroso activismo popular de la Ciudad, lo cual servirá también como escuela, como experiencia y como impulso para emprendimientos políticos cada vez mayores.